Teatro de Presencia Social - Arawana Hayashi

El Teatro de Presencia Social se compone de varias prácticas relacionadas, que tienen en común que no hay una agenda pre-establecida en su desarrollo o evolución, tienen unas reglas muy sencillas y nos traen al momento presente, a sincronizar mente y cuerpo para acceder a nuestras fuentes de conocimiento profundo y creatividad.
1. Práctica individual de la plena conciencia

Puede hacerse de muchas formas, pero la propuesta de Arawana es la meditación, comenzando por la atención a la respiración. Aunque hay muchas técnicas de meditación, ella propone la de la tradición Shambala, con la mirada baja y los ojos abiertos, sin esfuerzos especiales por mantener la mente en blanco. Es el darte cuenta de tus sensaciones y pensamientos cuando aparecen, dándoles la bienvenida y dejándolos ir.
2. Danza de los 20 minutos
Esta práctica tiene el propósito de sincronizar cuerpo y mente, y consiste en centrar la atención en las sensaciones corporales, comenzando tendidos sobre el suelo. Se trata de comenzar distinguiendo la posición de reposo o quietud del movimiento, por muy leve que éste sea. Durante 20 minutos, un grupo de personas conviven en la misma sala, con los ojos cerrados o la mirada hacia abajo, mientras practican este modo de consciencia corporal. La actitud es de aceptación y bienvenida de todas las sensaciones corporales que seamos capaces de percibir. Desde una posición tumbado, se evoluciona hacia otras posturas tales como sentado o en pie, con movimientos libres y pausados.
3. La Aldea
Supone una evolución más compleja sobre la práctica anterior, ya que añade una dimensión social de consciencia colectiva. Se trata de hacernos conscientes de nuestra capacidad de percibir nuestro entorno en su totalidad, nuestras antenas en 360º que nos hacen conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor. Cada individuo puede adoptar un número limitado de acciones: Estar tumbado, en pie, sentado, girar, andar y saludar de forma pausada: situarte frente a la otra persona, mirarle a los ojos, hacer una leve inclinación, y terminar lentamente. No hay restricciones para moverse en la sala, siempre manteniendo la consciencia en ti mismo y en todo el grupo.
4. La danza del campo
Tiene el propósito de practicar corporalmente el “dejar ir” y “dejar venir”, para llegar a una actitud de “voluntad abierta” a nuevos proyectos o cambios en nuestra vida. Requiere el coraje de mostrarse a los demás en una posición de gran visibilidad. Consiste en adoptar entre todos una posición semicircular, como si de un teatro se tratara, en el que cada individuo transita en solitario por el escenario, hasta llegar a situarse frente al grupo, en el centro.
En un primer turno, se trata simplemente se percibe la atención colectiva o “el campo”, y nos damos cuenta de las sensaciones corporales que ello conlleva.
Un segundo turno consiste en hacer un movimiento con un principio (escultura 1), una evolución y un final (escultura 2).
El reto es dejar ir nuestro pensamiento que trata de controlar y planificar el movimiento que vamos a hacer, para “dejar venir” el movimiento que “el campo” de atención colectiva inspira en nuestro cuerpo.
5. Dueto conversacional
Arawana propone ejercitar la plena conciencia corporal a través de un “Dueto conversacional”, una forma de diálogo sin palabras, en una combinación de movimiento y quietud, para cualificar o elevar el lugar desde el que percibimos. Para ello se trabaja con un socio, en una evolución de nuestro cuerpo que sea consciente de su presencia, que articule un tipo de diálogo corporal no planificado. Se trata de operar, no desde nuestra “burbuja” individual separada ni desde una posición de observadores, sino desde el lugar compartido de la danza común. Nos lleva a expandir nuestra consciencia para incluir a la otra persona y al espacio en el que tiene lugar la danza. Hay que superar una conversación limitada por “la voz del juicio” (lo que está bien o no lo está, lo que es posible o no lo es) para implicarnos en un diálogo con sentido de curiosidad, expectación y apertura a la sorpresa ¿no es interesante lo que está sucediendo? Co-creamos así una danza única e irrepetible.
Cada pareja decide quién comienza en primer lugar, de forma que el primero hace un movimiento -“frase”- que termina con una forma final en quietud. Entonces, ambos crean un vacío o espacio de quietud para hacer consciente lo ocurrido, de forma que quien ha escuchado el movimiento hace consciente lo que “siente”, y no sólo lo ve. A continuación, la otra persona hace su movimiento –frase- y se crea una nueva pausa que da pie al nuevo movimiento –frase- de la primera persona y así sucesivamente, de forma que ambos llegan a familiarizarse con el vocabulario y naturaleza de los movimientos y corporalidad del otro. Una vez que se ha creado esa base de sentimiento común, ambos bailarines pueden simultanear sus frases de forma que crean un movimiento juntos, una danza que les es propia. Esta práctica puede durar sobre 5-7 minutos hasta terminar en un estado de quietud o postura final.
Para profundizar en el sentido del diálogo, esta práctica propone una forma de conversación en movimiento. Y es que muy a menudo nos vemos enganchados por el contenido de las conversaciones verbales hasta perder el sentido de relación y totalidad, la fuente compartida, lo que resuena en nosotros y la conectividad. Al prescindir de las palabras y de una finalidad explícita, podemos elevar nuestra forma de percibir y responder. Y es que al no estar habituados a expresarnos con nuestros movimientos, al ser principiantes, no podemos ocultar nuestra vulnerabilidad, no actuamos encasillando al otro tan fácilmente, no tratamos de controlarlo, sino que estamos más abiertos a maravillarnos de su manera de ser persona.
El sentido de vulnerabilidad, el “no saber” permiten una apertura real y una comunicación genuina. Esta práctica nos anima a jugar, a aprender a sentir “el campo”, el espacio compartido en el que tiene lugar la danza, a confiar en el proceso que emerge sin control, y que es legítimo en su expresión profunda. Podemos preguntarnos ¿cuál es la naturaleza de esta danza que creamos juntos? ¿Qué nuevos descubrimientos puedo hacer de ella sobre mí mismo y sobre la otra persona?
6. El Bloqueo
Una evolución de esta práctica, que puede ejercitarse en grupos de cuatro personas permite trabajar situaciones de bloqueo.
Todas las prácticas del teatro de presencia social contienen la distinción básica entre movimiento y quietud, y normalmente evolucionan mediante movimientos entre dos posiciones de quietud: desde la POSICION 1 hasta la POSICIÓN 2. Es decir, tienen un inicio desde una posición de reposo: en este caso una posición asociada a la imagen corporal de un bloqueo. A continuación evolucionan en un movimiento o una secuencia de ellos, para finalizar en otra posición de quietud. Es importante que el cuerpo sienta con plena consciencia y memorice cada posición inicial y final. Un bloqueo puede trabajarse hasta que sea superado mediante el apoyo del resto del grupo, asignando a cada compañero una posición asociada a un nombre que sintamos tiene un papel en nuestro bloqueo. De ese modo, se trata de experimentar, desde la posición inicial de bloqueo, cómo podemos salir de ella sintiendo físicamente lo que sea que sintamos en esa posición concreta, corrigiendo o haciendo pequeños cambios en el papel asignado a los demás. De este modo descubrimos una forma evolutiva que nos lleva hasta otra situación de no bloqueo. Cuando el cuerpo “memoriza” la salida del bloqueo, hemos añadido una capacidad adicional para superarlo. El video que acompaña esta entrada incluye una breve descripción de Arawana Hayashi de estas dos prácticas descritas: el dueto conversacional y el bloqueo.

7. Casos clínicos
Trabajar mediante el método del caso clínico, con un ponente que presenta su caso, y tres consultores que le ayudan, genera descubrimientos muy interesantes para el ponente. A diferencia de cómo Otto Scharmer lo trabaja, basado en la conversación, Arawana nos propone indagar con la sabiduría del cuerpo antes de iniciar la conversación más racional. Por eso en este caso el ponente, tras una breve descripción de su reto, situación o problema, busca una postura inicial que expresa su posición actual. Entonces son los consultores de su equipo quienes reaccionan expresando una postura que refleja su comprensión de la situación y cómo evolucionarían ante ello según lo que sienten en su cuerpo. Es a partir de ahí cuando cada uno explica el sentido que le da a sus movimientos, para que el ponente dé una nueva respuesta a su caso y encuentre una evolución en función de lo que ha recibido del grupo como feed back.
8. La danza de las semillas

9. El campo del futuro 4-D
Constituye la última de las formas de trabajo del Teatro de Presencia Social y es posiblemente la más compleja de ellas, al contener mayor número de elementos y resultar por tanto más difícil de abarcar. Sin embargo, creo que uno de sus puntos fuertes es la manera de abordar situaciones complejas a través de una síntesis corporal que integra muchos elementos y emplea sensaciones corporales para componer “esculturas” que arrojen luz y permitan aprender acerca de la situación real que abordamos.
Sentido y utilidad
El ejercicio explora las relaciones entre los grupos de interés en un sistema social determinado, y cómo el sistema en su conjunto puede evolucionar desde su situación presente hasta un posible estado futuro. Requiere no obstante que los participantes tengan un conocimiento básico de los papeles de los diversos grupos de interés o elementos presentes en la situación de la que se trata.
Permite a quienes co-crean la escultura y en particular a quien presenta el caso obtener ideas y visiones frescas sobre la situación actual, así como identificar oportunidades potenciales de cambio. De esta forma sienta las bases para co-crear acciones colectivas.
Descripción
El proceso se desencadena con la elección de un caso (historia, reto) que los participantes o alguno de ellos quiere presentar como objeto de la indagación colectiva. Puede utilizarse en grupos a partir de diez o doce personas.
El primer paso consiste en formular los elementos que componen el caso, los elementos de la historia que tienen influencia en la situación y determinan su evolución y cambio. Deben ser expresados de manera concreta, clara y comprensible para todos los participantes. Además de los elementos propios del caso, siempre se añaden tres genéricos relacionados con las tres brechas fundamentales que forman parte del diagnóstico que Otto Scharmer hace del mundo actual:

  • La Tierra (relacionado con la brecha ecológica) (T)
  • Los Marginados (relacionado con la brecha social) (M)
  • Mi mayor potencial futuro (relacionado con la brecha cultural y espiritual) (MMP)

Así por ejemplo, uno de los casos planteados consistía en impulsar un modelo de educación para el deporte que promueva el desarrollo integral entre los jóvenes de catorce años. A partir de dicha formulación, y mediante un proceso de diálogo inicial formulamos los siguientes elementos:
Medios de comunicación (MC)
Recursos económicos (RE)
Adolescentes de catorce años (este elemento representaría a todos los destinatarios) (A)
Padres de los adolescentes (PA)
Entrenador (E)
Instituciones públicas (ayuntamientos, diputaciones…) (IP)
Usuarios de plataformas on line tipo red social (servirían para conectar a todos los agentes implicados) (NT)
Nuestro equipo promotor de la iniciativa (NE)
Una vez formulados los ocho elementos propios del caso, y tras un momento de relajación y concentración, se ofrece cada uno de ellos en un cartel adhesivo para que sea encarnado por alguno de los participantes que lo desee. Al recibirlo, se coloca en un lugar elegido por él o ella de la sala y adopta la posición que siente apropiada. Cuando se han entregado todos los elementos, el conjunto “busca” adoptar la Escultura 1, de partida o punto inicial mediante el reajuste de las posturas de cada uno a la vista del conjunto del sistema. Una vez construida la Escultura 1, cada elemento formula una frase que expresa su situación en el punto de partida.
A partir de ese momento se abre un proceso silencioso de cuatro minutos para que el sistema evolucione, de forma que cada uno logre una situación final de equilibrio en relación al resto del sistema, en función de los movimientos y posturas adoptadas por las personas que representan a sus elementos. Es cuando se ha construido la escultura 2, o punto final al que ha llegado el sistema. En ese momento cada participante de la escultura formula otra frase que expresa su situación en el punto de llegada del sistema (en el caso mencionado se emplearon las expresiones recogidas en la Figura 2).
Llegado este punto, se abre un tiempo de diálogo en el que tanto los participantes de la escultura como el resto del grupo presente en la sala pueden preguntar o compartir sus reflexiones acerca de lo sentido, aprendido, etc.
Finalmente, la persona que ha presentado el caso sintetiza sus conclusiones, aprendizajes y cuestiones abiertas a partir del trabajo realizado colectivamente.

Tomado de: http://www.innpulsos.com
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