Wu Wei

El arte de hacer desde la no-acción (Parte II)
La sencillez
Aplicando una somera observación a la conducta humana, se evidencia de inmediato la enorme tendencia que tiene el hombre a complicar las cosas, lo cual esta íntimamente ligado a su capacidad para perjudicarse a si mismo.
Es menester en este punto aclarar que el Wu Wei no tiene nada que ver, ni con la pasividad ni mucho menos con la inactividad. Muy al contrario, siendo como es el arte de permitir que las cosas sucedan siguiendo el flujo natural de la existencia, podemos afirmar que el no-hacer es la máxima expresión de la acción.
Todos los elementos de deseo, necesidad, cálculo, manipulación, etc parten directamente del ego, y toda la catarata de intenciones y objetivos que este convoca tiene como misión el dar respuesta al complejo e irreal mundo que habita.
Los antiguos maestros se dieron cuenta de que si se le sustraía al ego la posibilidad de “hacer”, esa inactividad iba debilitándolo paulatinamente por la nula capacidad de aprendizaje que supone y por las secuelas que produce la paralización de la energía. Desarrollaron la estrategia de la “acción libre de objetivos”, cuya clave es que la energía no esté al servicio del ego para disfrazar sus carencias, satisfacer sus necesidades o proteger sus miedos, sino para ponerla al servicio del ser. Y es en este momento cuando es posible que se establezca el tránsito que va desde el hacer al no-hacer, pues el ser no se hace, el ser Es.
Otro aspecto importante a considerar es el de la no-excitación.
Habitualmente, la excitación es el punto de partida de la mayoría de nuestros actos: excitación sensorial, emocional, mental, intelectual, etc. De hecho, una de las causas principales de la infelicidad humana reside, según los antiguos maestros, en la búsqueda incesante de nuevas fuentes de estímulos exteriores susceptibles a crear reacciones en nosotros. Esta facultad reactiva, si bien supone una enorme fuente de aprendizaje necesaria, es capaz de convertirse incorrectamente utilizada, en la mayor responsable de nuestra falta de libertad. Nos recuerda la imagen de un bravo toro de lidia, permanentemente provocado por el capote del torero, como símbolo de la capacidad de manipulación que la excitación es capaz de provocar en el ser humano.
Indiferencia y desafectación frente a las variadas “muletas” que la vida diaria nos presenta como excitantes engaños que nos conducen de un lado a otro, creyendo además que ejercemos nuestra voluntad, son los mejores argumentos y herramientas para tratar de no caer en la terrible servidumbre que supone este estado de cosas,
Posiblemente no sea mala propuesta el ejercitarse en el aprendizaje de esta accion sin hacer - y, aunque si bien la aspiración que nos deja la frase de Chiang-Tse: “La alegría y la felicidad perfectas solo pueden encontrarse en la “no-acción” sea un poco elevada, podremos encontrarnos, aunque sea en un tono mas modesto, con algunos valores un tanto olvidados como la sencillez, tranquilidad, ligereza y anonimato.

Fuente: http://www.proyectopv.org/1-verdad/wuwei.htm

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